Mitología

de violetas y sacro verde

las orillas de la luna

que dividen en luminosa violencia el diluvio;

remolinos de arameo,

de lenguas de Satán olvido,

turbias manos de Morfeo

que despierta muerto.

y como fenix perverso,

y como Cassandra, química radio que transmite lo que devora el futuro:

es solo silencio de clavos oxidados,

cábala humana que juegan el pasado y los claroscuros

Todo se olvida

delete

miedo,
el nudo que la niebla tiembla en cauces dorados
y espera.

y la madrugada voraz
de espacios cremados,
de viento que el hechizo busca
y termina.

desnudo,
el nombre bajo tierra.

niñ0s d3L Alba

Lirios y luciérnagas en índigo,

niños del alba a través del vapor

como esferas y explosiones árticas,

el susurro al oído

de un asesino

en el ámbar del sucio dial.

Arena

Traición,
remolinos de magenta,
una Babel que construye
el ánima mecánica en la arena,
y encendida
como un girasol a través de un prisma.

juguetes incandescentes

Bajo los extraños besos

de un niño de Acuario,

el relámpago umbrío,

carnívoro,

provee al alma de infiernos físicos,

días de diáfana destrucción.

Y el diluvio,

sus hilos visten juguetes incandescentes

de azul y amarillo.

En tanto,

las estrellas ululan en el laberinto,

las manos frágiles

de un Mefisto de coral.

De tijeras oxidadas

Y ella dijo:

"quisiera que me rescate un príncipe azul,

que me lleve a su castillo

y allí comenzar una nueva tortura,

otra vez"

El ritmo de las figuras cortadas

con tijeras oxidadas,

episodios ausentes como alarmas

durante un bombardeo...

Relámpagos que parecen destrozados arcángeles,

palabras enemigas

como la mirada que lleva destrucción

una dama parada

al borde de una cornisa.

Son golpes tácticos, intrapulmonares,

puntos y nudos traducidos a espasmos,

como un beso a la imagen distorsionada en la pantalla.

"the freeway reminds me this mess we're in..."

(PJ Harvey)

Profecías del óxido

verdes orillas furiosas de la luna

que dividen el diluvio,

su atronadora cofradía,

en remolinos arameos,

el vértigo en las manos de un indescifable Morfeo.

Y como frágiles húmeros de un fénix muerto,

una Cassandra al reverso

prende una radio psicótica que despierta el silencio

en oxidados clavos enmarañados,

en castigados claroscuros tornados en rota cábala.

Nada de humanos,

ni profecías de cada acto.

Todo pasa por densas,

virulentas gotas de palpitante humo.