Y la Voz, en nervio,
ave incorpórea con puño de hierro tribal,
profetizando indescriptible
en claroscuro:
tardío horizonte, inyectado dextrosa en sus cañerias musicales,
en páginas en blanco que vuelan dispersas
sin nadie que quiera recogerlas,
amándose con violentos animales de cera.
[el paisaje como una armadura atravesada por la más eficaz espada]
la Voz observa:
Un piano de cola suena desafinado, cacofónico,
como una gema retornando al fuego.
El sol de medianoche se ha borrado por una niña cruda,
maquillada con brillantina.
Las páginas en blanco se vuelven más allá
y la Voz las arruga, las aplasta
hasta que se tornan granito violáceo,
cuerpo ingrato.
TODO EXISTE