lunes, 14 de diciembre de 2009

Profecías del óxido


verdes orillas furiosas de la luna
que dividen el diluvio,
su atronadora cofradía,
en remolinos arameos,
el vértigo en las manos de un indescifable Morfeo.

Y como frágiles húmeros de un fénix muerto,
una Cassandra al reverso
prende una radio psicótica que despierta el silencio
en oxidados clavos enmarañados,
en castigados claroscuros tornados en rota cábala.

Nada de humanos,
ni profecías de cada acto.

Todo pasa por densas,
virulentas gotas de palpitante humo.

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