
[Ciudad que otro espera:
Marquesinas de sutil opaco
como hilos plenos de versos,
su descenlace asecha,
noctámbulo.]
Los ojos de carbón,
sin cauce al tacto,
y el turquesa volátil, bacterial
de textos mecánicos,
líquidos tras cada aurora.
Y las lágrimas que hacia tal luz
giran bestiales
de platino,
vago precipicio.
En los colores, epigramas
fatales,
como vidrio que recorre
el contorno de otra lengua,
alcaloide,
el vaho decide y crea.
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