
Caen las bombas.
Y las dudas espirales en el orgiástico maquilaje tramado
oceánico.
Y el acople de blancos ruidos bicéfalos
como salvajes líneas minimales
destruyendo el asfalto
desde un adiós.
Y la carga de dinamita está oculta en el hospital,
en la sección de necropsia.
Y un orate vestido de monja anuncia el comienzo del mundo.
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