
en el fanático resplandor del acuario nocturno,
sus vías,
fotos parcialmente quemadas de una armadura de barro
y sus fondos
en la acrobacia de magnéticas figuras.
Y en él crece un castillo de milenario ébano,
de espíritus que luchan inconexos,
la llama que lleva Prometeo.
De la superficie de este acuario opiáceo,
cimas de neón se levantan
y cual placas tectónicas,
sus peces en media luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario